miércoles, 12 de agosto de 2009

¡POR DIOS! ¿HACIA DÓNDE VAMOS?

Un inmigrante sin papeles muere por falta de auxilio de su jefe, denuncia la familia

La víctima, un uruguayo de 56 años, sufrió un infarto y fue arrastrado a la calle por el encargado del bar donde trabajaba, en el sur de Tenerife

 

Fachada del local en el que trabajaba el inmigrante fallecido. la opinión de tenerife

Santa Cruz de Tenerife,
L. DOCAMPO / D. MILLET
La Guardia Civil ha abierto una investigación por la muerte de Luis Beltrán Larrosa Conde, un ciudadano uruguayo que vivía en Tenerife y que, según ha denunciado su familia, murió por falta de asistencia de su jefe tras sufrir un infarto en el lugar de trabajo. Los hechos sucedieron el pasado 25 de julio y se conocieron ayer, después de que miembros de la comunidad sudamericana en el sur de Tenerife enviasen una carta de denuncia al presidente de su país, Tabaré Vázquez.
Según este relato, Larrosa, de 56 años, trabajaba «sin contrato» en el bar «Talk of the Town», en Playa Paraíso, municipio tinerfeño de Adeje. «Al sobrevenirle un mareo, posiblemente un preinfarto», reza la carta, «cayó desplomado al suelo. En ese momento, un testigo presencial que entraba al local vio cómo el dueño arrastraba el cuerpo aún con vida de Beltrán para sacarlo fuera y depositarlo en plena vía pública, exponiéndolo al sol radiante y al calor extremo. El hombre falleció tres horas después en el hospital».
El diario «La Opinión de Tenerife», del mismo grupo editor que LA NUEVA ESPAÑA, ha tenido acceso a la carta y a la denuncia presentada por los familiares del fallecido ante la Guardia Civil de Adeje. En ellas se detalla que el responsable del local, Jose Luis Antonio E. B., no sólo «denegó en el lugar la asistencia urgente médica» a Larrosa, sino que, además, pidió a un testigo de la escena, el colombiano Mario Bedoya, de 47 años, que «lo ayudase a sacar el cuerpo a la calle». El empresario justificó su actitud alegando que la víctima «era un sin papeles». Bedoya se negó a ayudarle y le conminó a que pidiera ayuda, que fue solicitada después de que el trabajador fuera abandonado en plena calle y una vez que el testigo intentó reanimarle sin éxito, igual que los servicios de urgencia. Su muerte fue confirmada unas tres horas después. «Creemos que es un caso muy grave, un atentado contra los derechos humanos más elementales», explicó el hijo de la víctima, Pablo Larrosa. «El propietario se negó a llamar a nadie y hasta que el cuerpo no estuvo en la calle no se notificó a los servicios de urgencia para que acudieran al lugar», subraya la carta.
Luis Beltrán había elegido Tenerife hace cinco años para emprender una nueva vida con su mujer y su hijo. Los denunciantes de las circunstancias de su muerte no esconden que carecen de permiso de residencia. Así se señala, por ejemplo, en la misiva a Tabare Vázquez: «Beltrán se encontraba en situación irregular, debido a las nuevas leyes de extranjería, y no había podido conseguir los papeles necesarios para regularizar su situación, aunque ha trabajado todos estos años».
El texto añade más aspectos significativos: «El médico que lo atendió se negó a firmar el acta de defunción por muerte natural y se pidió intervención de la justicia, trasladando el cuerpo ya sin vida al Instituto Anatómico Forense para realizarle la autopsia. Más allá de la muerte por parada cardiorrespiratoria, se detectaron una serie de anomalías, posiblemente causadas al ser arrastrado. La investigación intenta determinar si a Luis Beltrán le sobrevino el infarto en la vía pública, «como pretendió simular el propietario del establecimiento», señala la carta.

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