viernes, 28 de agosto de 2009

D.E.P. JOAQUÍN RUÍZ-GÍMENEZ

Fallece Joaquín Ruiz-Giménez, uno de los pilares de la Transición

Desde un origen franquista abrazó el ideario democristiano y se convirtió en el primer Defensor del Pueblo
RAMÓN GORRIARÁN
| MADRID

Fallece Joaquín Ruiz-Giménez, uno de los pilares de la Transición
Ruiz-Giménez, el día de su toma de posesión como Defensor del Pueblo, en presencia del asturiano Fernando Morán, entonces ministro de Exteriores, y Alfonso Guerra, vicepresidente. /EFE

Una de sus últimas visitas a Asturias la realizó en diciembre de 2000, con motivo de la inauguración de las oficinas de UNICEF en Oviedo. En la imagen flanqueado por Mercedes Fernández y Álvarez Areces, que escuchan a José Luis Martínez. / EFE
Joaquín Ruiz-Giménez murió ayer a los 96 años en Madrid víctima de un infarto cerebral. En su larga trayectoria política e intelectual conoció las mieles y las hieles de la actividad pública. Franquista convencido en los primeros años de la postguerra civil, se desencantó en la década de los 50, abrazó el ideario demócrata cristiano en los 60, fue faro intelectual en los estertores de la dictadura y albores de la Transición, fracasó en las primeras elecciones democráticas de 1977 y se convirtió en 1982 en el primer Defensor del Pueblo.
Ruiz-Giménez tuvo un destacado papel en el parto de la democracia, pero no sacó rédito político del alumbramiento. Compartió reuniones y conspiraciones con Felipe González, Alfonso Guerra, Santiago Carrillo y Enrique Tierno Galván, por citar a los más conocidos, en los últimos años de la dictadura, pero con la democracia su nombre pasó a segundo plano hasta que los socialistas le rescataron para convertirse en el primer Defensor del Pueblo de la democracia.
En aquellos años 70, España trataba de homologar su cartel político al de los países europeos, en los que la izquierda estaba dominada por los socialistas, pero con un Partido Comunista poderoso, y la democracia cristiana era hegemónica en la derecha. La correlación de fuerzas de la izquierda se trasladó a España, pero no la de la derecha. Ese espacio fue ocupado por un partido inventado en unos meses por los sectores aperturistas de la dictadura, Unión de Centro Democrático, y, en menor medida, por los nostálgicos del régimen aglutinados en Alianza Popular. La democracia cristiana desapareció.
'Platajunta'
Nada hacía prever unos años antes que iba a ser así. Ruiz-Giménez fue un referente intelectual de los demócratas en la agonía del franquismo desde su revista 'Cuadernos para el Diálogo', publicación que en sus 15 años de vida acogió la firma de un sinfín de futuros líderes políticos, sindicales e intelectuales. Al mismo tiempo, se empleó a fondo en la creación y desarrollo de la Plataforma de Convergencia Democrática, ente que reunía, entre otros, a socialistas y democristianos, y que maridó en 1976 con la Junta Democrática de los comunistas y los socialistas de Tierno Galván. El fruto de aquella unión fue la 'Platajunta' que negoció con Adolfo Suárez, a la sazón presidente del Gobierno, los términos de la reforma política. Pero las primeras elecciones, las de 1977, fueron la tumba política de los democristianos. Ruiz-Giménez encabezó la lista por Madrid y, contra pronóstico, no consiguió el escaño y se refugió en su cátedra de la Universidad Complutense de Madrid, hasta que Felipe González acudió en su busca. Fue Defensor del Pueblo hasta 1987 y se retiró de la política para volcarse en la presidencia del Comité Español de Unicef.
Combatió en la guerra en el bando franquista y participó en el asesoramiento jurídico de la dictadura. Fue coautor del Fuero de los Españoles, una de las leyes fundamentales del Movimiento. Embajador ante la Santa Sede en 1948, sentó las bases de la negociación del Concordato, hasta que fue llamado a Madrid para ser ministro de Educación en 1951. Los disturbios universitarios de 1956 motivaron su destitución y alejamiento del régimen. Fue nombrado consejero nacional del Movimiento en 1957, pero empezó a mostrarse díscolo con las iniciativas legislativas de la dictadura hasta que renunció en 1965. A partir de entonces su figura de hombre de consenso se agrandó.
Ruiz-Giménez fue coherente con sus posiciones hasta el último momento. El ex Defensor del Pueblo dejó escrito que a su muerte no le enviasen coronas de flores y que las sustituyeran por una donación a una ONG u otra entidad benéfica, según confirmaron fuentes de la famila. Ruiz-Giménez será incinerado hoy en un ambiente exclusivamente familiar, por expreso deseo del fallecido, explicó uno de sus hijos.

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