domingo, 28 de julio de 2024

SURESTE ASIÁTICO

Una leyenda vietnamita relata que Lac Long Quan –señor dragón Lac- salió del mar, sometió a los espíritus del mal y enseñó a los vietnamitas a cultivar arroz y a cubrir sus cuerpos. Antes de retornar al mar, dijo que apelaran a él si alguna vez necesitaban ser protegidos de sus enemigos. Cierto día un gobernante chino entró en el territorio, comprobó que no había rey y reclamó las tierras para sí. Los vietnamitas clamaron por el retorno de Lac Long Quan, que respondió, tal como había prometido; salió del mar y capturó a Au Co, esposa del gobernante chino. Como no pudieron recuperarla, los invasores chinos abandonaron el país y Au Co dio a luz a los Hung, los primeros gobernantes autóctonos del norte de Vietnam.

Según el relato del mito fundacional de Camboya, un día apareció en la costa de Camboya un brahmán indio llamado Kaundinya. Cuando la princesa dragona local se acercó remando para saludar al forastero, éste disparó una flecha con su arco mágico, flecha que golpeó la embarcación. En consecuencia, la princesa dragona accedió a casarse con Kaundinya que, a su vez, le regaló ropas con las que vestirse. La alegría del suegro de Kaundinya fue tal que secó un territorio para el establecimiento del reino de Camboya.

Con esta leyenda Camboya celebraba algo más que el enlace entre un forastero y una diosa local de la fertilidad: reconocía que su existencia dependía de la unión entre la cultura y naturaleza.

En los pueblos de Borneo, una de las convicciones más difundidas sostiene que antaño, encima del mar primitivo, había una serie de residencias divinas y que los dioses que las habitaban arrojaron piedras para formar las islas del mundo. Los iban, del este de Malasia, sitúan sus orígenes tribales en una zona próxima a La Meca. Desde allí el héroe Bujang emprendió una emigración que aún perdura a medida que las tribus se desplazan por las selvas de Borneo en busca de tierras de cultivo.

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