viernes, 5 de julio de 2024

AMÉRICA CENTRAL

Los aztecas creían que cuatro eras o “soles” habían precedido a aquélla en que vivieron y que, al final de cada era, el pueblo fue destruido. Suponían que la era de los aztecas concluiría con un terremoto cataclísmico, después del regreso de Quetzalcóatl, dios pájaro-serpiente (el dios principal de los aztecas). Esta compleja deidad había sido el dios tribal de los toltecas, los principales guerreros de México antes del surgimiento de los aztecas.

A comienzos de la primera era, Quetzalcóatl creó a los seres humanos con los huesos de los muertos que sacó de los infiernos y que roció con su sangre. También les transmitió el conocimiento de la agricultura y de la artesanía. Al final Quetzalcóatl sucumbió a su deseo de muerte y embarcó en una balsa de serpientes rumbo a una tierra encantada. Hernán Cortés aprovechó la profecía según la cual, a semejanza del celta Arturo, Quetzalcóatl volvería un día desde el mar e hizo creer a los aztecas que la deidad, blanca y con barba, estaba entre los españoles.

Los aztecas creían que debían sustentar al dios solar reinante mediante la provisión constante de sangre y corazones humanos.

Tikal, situada en el corazón de la selva guatemalteca, fue una gran ciudad ceremonial que los mayas construyeron entre 300 y 900 d.C. El nombre significa: “sitio donde se oyen las voces de los espíritus” y alude a la creencia maya moderna según la cual por la noche los espíritus de los antepasados retornan a la ciudad.

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