En el equinoccio de primavera, Polonia celebra tanto una tradición cívica como una fiesta pagana conmutada al catolicismo.
La diosa (o a veces demonio) Morana, en ocasiones llamada Marzana, representaba el invierno, la muerte y las relaciones amorosas rotas. En algunas versiones, era la reina seductora y malvada de los cuentos de hadas europeos. Para celebrar el final del invierno y la llegada de la primavera, se hacían efigies de ella con paja y la ropa desechada de las mujeres del lugar. Primero, los celebrantes quemaban la efigie, y luego debían recoger todos los restos del fuego y arrojarlos a un río para que el invierno siguiera su camino y no volviera hasta el momento oportuno. Hoy en día, algunos padres consideran la tradición demasiado morbosa, por lo que, en lugar de destruirla de forma ritual, hacen que sus hijos lleven a la muñeca en una pequeña procesión para saludar a la primavera.
En Polonia también existe una celebración cívia del Día de la Tierra en el equinoccio de primavera, para quienes no se sientan inclinados hacia la tradición sincrética pagano-católica. Ese día, distintas organizaciones ofrecen talleres sobre cómo mejorar el impacto de la humanidad en los recursos de la Tierra por todo el país.
-Diana Rajchel
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