Siempre.
Soñar es una función casi permanente, que abarca de dieciocho a veinticuatro horas del día.
La gente empieza a soñar en cuanto se levanta de la cama para salir a la calle. Para vestirse y asearse no utiliza la mente pues lo hace todo con movimientos automáticos casi sin pensar.
Durante todas las actividades del día el ser humano sueña si saberlo y cuando llega la noche la actividad onírica continúa en su punto más álgido.
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