En la Inglaterra de mediados de 1600, la gente arrojaba hierbas al suelo antes de las procesiones. Algunas personas creían que ahuyentaba a los espíritus malignos, y probablemente hacía que el aire oliera un poco mejor a medida que la gente pisaba las plantas y liberaba sus aceites volátiles.
Las propias hierbas transmitían un mensaje a la novia: romero para el amor y la lealtad, rosas para la juventud, salvia para la soberanía y tomillo para la verdad, por nombrar sólo algunos.
Sin duda, puedes esparcir estas felices hierbas en una boda. Si ya estás casado y deseas promover la armonía doméstica, reúne estas hierbas en frascos de vidrio o tazones bonitos y refréscalas con unas gotas de aceite esencial de geranio o, si realmente deseas disfrutar, aceite de nardo.
Cambia las hierbas en cada sabbat para mantener fresca la felicidad.
-Diana Rajchel
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