Su nombre proviene de una palabra griega que significa “sin intoxicación”.
Según Aristóteles, es el nombre de una ninfa que invocó la protección de la diosa Diana ante el incesante acoso que sufría por parte de Baco. La diosa lunar la convirtió entonces en piedra preciosa y Baco, en recuerdo de su amor, le confirió el poder de proteger contra los efectos negativos del vino. Por esto, se considera que puede curar de las adicciones y que otorga equilibrio moral.
Es calmante y actúa contra el dolor de cabeza y el insomnio.
Es considerada la “Piedra de San Valentín”, pues se cree que, engarzada en plata en forma de corazón, otorga dicha eterna a la pareja.
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