sábado, 22 de junio de 2024

DEIDADES EGIPCIAS

El panteón egipcio estaba poblado de deidades con cabeza de: serpiente, perro, vaca y león. Hasta el gato estaba representado como Bast, una deidad benévola también relacionada con el sol.

En “El Libro de los Muertos” de los antiguos egipcios, Osiris es juez de las almas y regente del mundo de los muertos.

En el Antiguo Imperio (2.613-2.160 a.C.) se creía que, al morir, el faraón se convertía en Osiris y que su sucesor era hijo de Horus o Ra, dios del Sol. Como suele ocurrir con las deidades egipcias, a menudo Horus y Ra eran indiscernibles, sobre todo si Horus llevaba el disco solar.

En el Imperio Nuevo (1.567-1.069 a.C.) se creía que el faraón era hijo de Amón, a la sazón dios ascendente. En los relieves de los grandes templos de Luxor se ve que Amón adoptaba la forma de faraón reinante y se unía con su reina para dar lugar al nacimiento de un nuevo faraón. Para evitar rivalidades entre Amón, con cabeza de carnero, y Ra, ambos dioses se asimilaron bajo la forma de una deidad compuesta: Amón-Ra.

Durante el período del Imperio Medio (2.040-1.652 a.C.), en el gran templo de Ra en Tebas, se celebraba una ceremonia para ayudar al dios del sol en su lucha diaria contra la serpiente Apofis o Apep. Los sacerdotes tebanos de Ra sostenían que Apofis atacaba al dios del sol después del crepúsculo y que la batalla que se desencadenaba duraba toda la noche.

Los egipcios creían que el alma viajaba por el mundo de los muertos, donde Anubis, con cabeza de chacal, comparaba su peso (el del alma) con la pluma de la verdad. Thot, el escriba con cabeza de ibis, apuntaba el resultado.

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