Desde el entramado muchas veces completo de la realidad surge un fenómeno llamado leyenda, común a todas las culturas, razas y naciones que, desvirtuando en ocasiones su procedencia histórica trata de hacer asequible a través de mitos fabulosos y de héroes espectaculares hechos y actos que quizá, a través de otras fórmulas literarias, no habrían calado tan profundamente en el ánimo popular.
Su razón de ser se pierde en la oscuridad de los tiempos de forma y manera que la leyenda es algo tan inherente al hombre como su misma y propia condición. El fanatismo religioso y también el político son plataforma idónea desde la que la leyenda recorre los mundos reales y fantasiosos planteando serias dificultades a la hora de discernir cuando es producto de unos, de otros, o de ambos a la misma vez. Formulando una entelequia literaria nos atreveríamos a definir la leyenda como la carta magna de las irrealidades más genuinas.
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