Sí, muchas son las teorías que defienden que una vez muertes hay un espacio de tiempo comprendido entre una y dos horas en que la actividad cerebral del sujeto sigue activa, y por lo tanto existen unos impulsos propios de la actividad cerebral y unas imágenes inconexas que se dan en forma de sueños.
Aunque nunca ha vuelto un muerto de la tumba para contarnos el último sueño de su existencia.
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