En las culturas mesoamericanas, y especialmente entre sus chamanes, el jaguar es un aliado espiritual muy poderoso. Su fortaleza le permite vigilar e impedir el paso a espíritus malvados, mientras que su flexibilidad para cazar en diferentes entornos tanto de día como de noche le ha dado fama de ser capaz de moverse entre mundos.
De hecho, el jaguar es uno de los mayores depredadores capaz de matar a cualquier presa que pueda encontrar, ya sea en la tierra, en el agua e incluso en los árboles. No es de extrañar que las personas hayan admirado esta capacidad de adaptación desde tiempos ancestrales y hayan apelado a ella tanto en actividades espirituales como físicas.
Un componente fundamental de la espiritualidad, y especialmente de la magia, es el hecho de lograr que sea relevante en el mundo físico. Los jaguares pueden vigilar a los espíritus perjudiciales, pero siguen necesitando carne para alimentarse, y los chamanes suelen considerarse ineficaces si su labor en el reino espiritual no puede beneficiar a su comunidad de humanos. Al margen de si somos chamanes, brujos o magos, los profesionales de la magia podemos aprender del equilibrio del jaguar entre los distintos mundos. Una manera de conseguirlo es poniendo una pequeña estatua o una imagen de un jaguar en el altar y, al término de cada ritual, observarlo y preguntarnos de qué manera lo que hemos hecho puede afectar a nuestra vida cotidiana.
-Lupa
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