«La Güestia».
«Andai de día,
que la nueche ye mía.
Cuando nos yéramos vivos
andábemos a figos,
agora que somos muertos,
andamos por éstos güertos»
Así
va diciendo «La Güestia» en su procesión por los caminos para
advertir a los caminantes de su presencia. «La Güestia» es pues
eso, una procesión de almas en pena que deambula de un sitio a otro
portando antorchas hechas con huesos humanos y que es presagio de una
muerte próxima. Múltiples son los nombres con los que se conoce a
este mito en toda Asturies, de tradición ancestral que se remonta a
los tiempos de los celtas y que posteriormente el cristianismo
adaptó. Entre los muchos con los que se identifica a «La Güestia»
están los de «Güeste», «Guáspida», «Huóstica», «Bueste»,
«Güestia Caliera», «Estantigua» o «Santa Compañía».
Inicialmente,
a esta presencia sólo la podían ver los denominados «vedorios»,
personas con la facultad de vislumbrar el fallecimiento de otro
individuo antes de que sucediera. Pero con el paso del tiempo esta
condición «sine qua non» para poder detectar la presencia de «La
Güestia» desapareció y paso poder ser percibida por todo aquel que
con ella se cruzara. Eso sí, quien no poseyera el don de «vedorio»,
si tenía la mala fortuna de tropezarse con esta presencia, moriría
en breve.
Sólo
sí se tomaban ciertas precauciones protectoras se podía evitar el
fatal desenlace. Consistían los remedios para eludir la maldición
de «La Güestia» en varias acciones a tomar en el momento de verla,
la más más popular de ellas tal vez gracias al cine y la literatura
era la de dibujar nada más presenciar la siniestra procesión un
círculo en el suelo con una pentalfa en su interior (la pentalfa o
pentángulo es una estrella de cinco puntas dibujada de un solo
trazo) en el cual debía de introducirse la víctima inmediatamente
después de dibujarlo para protegerse de la maldición.
Aun
existía una posibilidad de salvarse si no se había recurrido al
método de la pentalfa (o de cualquier otro que pudiera servir) si en
la procesión de ánimas viajaba un familiar o conocido de la
víctima, entonces el espectador de la visión quedaba a salvo de la
muerte gracias a esa presencia "cercana".
Se
cuenta también que en ocasiones se puede ver a algún integrante de
la procesión de almas en pena que integran «La Güestia» portar
«finxos». El «finxu» en Asturies es una marca o señal
(generalmente hecha con una piedra de grandes dimensiones) que se
ponían en las tierras para separar las lindes entre propiedades, lo
que viene a ser un mojón o hito en castellano. Era también habitual
que en ocasiones uno de los propietarios se dedicara a mover de
manera encubierta algunos de estos «finxos» para ganar terreno a
costa del vecino; hecho el cual como es obvio estaba muy mal visto
por la comunidad y de ahí que una de las "penas" que
podían recaer sobre quien tan malas artes empleaba era la de portar
eternamente ese pesado objeto para redimir sus culpas.
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