martes, 10 de junio de 2025

LA GÜESTIA

«La Güestia».

«Andai de día,

que la nueche ye mía.

Cuando nos yéramos vivos

andábemos a figos,

agora que somos muertos,

andamos por éstos güertos»


Así va diciendo «La Güestia» en su procesión por los caminos para advertir a los caminantes de su presencia. «La Güestia» es pues eso, una procesión de almas en pena que deambula de un sitio a otro portando antorchas hechas con huesos humanos y que es presagio de una muerte próxima. Múltiples son los nombres con los que se conoce a este mito en toda Asturies, de tradición ancestral que se remonta a los tiempos de los celtas y que posteriormente el cristianismo adaptó. Entre los muchos con los que se identifica a «La Güestia» están los de «Güeste», «Guáspida», «Huóstica», «Bueste», «Güestia Caliera», «Estantigua» o «Santa Compañía».


Inicialmente, a esta presencia sólo la podían ver los denominados «vedorios», personas con la facultad de vislumbrar el fallecimiento de otro individuo antes de que sucediera. Pero con el paso del tiempo esta condición «sine qua non» para poder detectar la presencia de «La Güestia» desapareció y paso poder ser percibida por todo aquel que con ella se cruzara. Eso sí, quien no poseyera el don de «vedorio», si tenía la mala fortuna de tropezarse con esta presencia, moriría en breve.


Sólo sí se tomaban ciertas precauciones protectoras se podía evitar el fatal desenlace. Consistían los remedios para eludir la maldición de «La Güestia» en varias acciones a tomar en el momento de verla, la más más popular de ellas tal vez gracias al cine y la literatura era la de dibujar nada más presenciar la siniestra procesión un círculo en el suelo con una pentalfa en su interior (la pentalfa o pentángulo es una estrella de cinco puntas dibujada de un solo trazo) en el cual debía de introducirse la víctima inmediatamente después de dibujarlo para protegerse de la maldición.


Aun existía una posibilidad de salvarse si no se había recurrido al método de la pentalfa (o de cualquier otro que pudiera servir) si en la procesión de ánimas viajaba un familiar o conocido de la víctima, entonces el espectador de la visión quedaba a salvo de la muerte gracias a esa presencia "cercana".


Se cuenta también que en ocasiones se puede ver a algún integrante de la procesión de almas en pena que integran «La Güestia» portar «finxos». El «finxu» en Asturies es una marca o señal (generalmente hecha con una piedra de grandes dimensiones) que se ponían en las tierras para separar las lindes entre propiedades, lo que viene a ser un mojón o hito en castellano. Era también habitual que en ocasiones uno de los propietarios se dedicara a mover de manera encubierta algunos de estos «finxos» para ganar terreno a costa del vecino; hecho el cual como es obvio estaba muy mal visto por la comunidad y de ahí que una de las "penas" que podían recaer sobre quien tan malas artes empleaba era la de portar eternamente ese pesado objeto para redimir sus culpas.

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