El artículo tiene más años que Matusalén, así que si encontráis algún dato que no os cuadre, ya sabéis... M
Para los astrólogos, cabalistas y esotéricos, Plutón, como Neptuno, no forma parte de nuestro sistema solar, sino del sistema vecino, a cuyas vibraciones vamos sensibilizándonos poco a poco. Plutón no participó en los trabajos de creación de nuestro universo solar y, por consiguiente, no tiene regencia alguna, ni sobre los días, ni sobre las horas o sobre un signo determinado del Zodíaco, como le atribuyen algunos astrólogos modernos.
La influencia de Plutón sobre la Tierra data de hace muy pocos años y, cuando empezó a ejercerla, fue descubierto en el exterior, ya que todo tiene que empezar a manifestarse dentro de nosotros para que podamos descubrirlo en el exterior.
Esto hace que la influencia de Plutón en nuestro acontecer humano sea confusa y que las virtudes que le atribuyen los astrólogos sean poco fiables. Parece ser que Plutón ejerce en el sistema solar fronterizo al nuestro funciones parecidas a las que ejerce Saturno en nuestro sistema solar, es decir, funciones legisladoras. En este caso Plutón sería una especie de asesor en leyes.
En la Mitología, este aspecto plutoniano es recogido diciendo que Plutón es un hijo de Saturno y que éste lo devora al nacer para que un día no pueda derrocarlo. Es decir, Plutón es, mitológicamente, una fuerza interiorizada de Saturno, un Saturno interno, podríamos decir. Sería así un legislador que en lugar de dictar leyes hacia fuera, las dictaría hacia dentro y reinaría en la organización interna de nuestros cuerpos y de él dependerían, entre otras cosas, la salud, que depende del buen funcionamiento de los órganos del cuerpo.
Cuando Plutón es vomitado por Saturno –siempre en la Mitología-, Júpiter, nuevo soberano del Olimpo, lo nombra rey de los infiernos, o sea, le atribuye funciones internas, ocupándose allí de la regeneración de los muertos. Sin embargo, sus funciones sólo pueden ser auxiliares, dado que, como decíamos más arriba, Plutón no es uno de los planetas que haya “participado” en la formación de nuestro sistema solar.
Ahora bien, las influencias de orden espiritual no sólo actúan de acuerdo con su propia naturaleza, sino según las creencias que han suscitado en la gente. Por ejemplo Santa Lucía tiene fama de preservar la vista y si algún poder tiene sobre ese órgano, no es porque una mujer llamada Lucía fuera luego canonizada y Dios en persona le otorgara el poder de curar los ojos, sino porque los fieles de esta santa han creído, durante siglos, que esto es así. Su fe ha generado una Fuerza en el mundo astral y esa Fuerza, al exteriorizar la virtud que los fieles le han atribuido, cura realmente. Con ello queremos decir que se ha formado de Plutón una imagen irreal, a la que se atribuyen ciertos poderes y, a partir de que unos grupos humanos se lo atribuyen, Plutón funciona como tal. La fuerza que se le ha atribuido a Plutón es la de regenerar, cuando está bien aspectado, y la de matar cuando recibe malos aspectos. Y como los astrólogos modernos le han atribuido también la regencia de Escorpio, signo que gobierna las funciones sexuales, resulta que Plutón tendrá la virtud de regenerar a las personas que padecen enfermedades de transmisión sexual, siempre que su degradación no las haga irrecuperables.
Lo cierto es que el fenómeno del Sida, enfermedad típica de Escorpio, ha aparecido cuando Plutón empezó a transitar por este signo. No es que Plutón pueda tenerse por responsable de la enfermedad en sí, sino que la ha sacado a la superficie para que pueda ser descubierta y extirpada. La fuerza regeneradora de Plutón actúa sobre el inconsciente de los afectados, induciéndolos a un cambio de comportamiento, que es la única medida salvadora, puesto que la profilaxis no es algo que pueda resultar eficaz si el comportamiento no es modificado. Cuando la regeneración no es posible porque el individuo no responde a las inducciones cósmicas, entonces Plutón se lo lleva a su taller de reparaciones, llamado infierno, y allí lo deja como nuevo en vistas a una próxima reencarnación.
Su función regeneradora va confirmándose a medida que nos vienen nuevos datos sobre el planeta. Y, en su sentido malévolo, se confirma igualmente su acción multiplicadora en los fenómenos naturales: inundaciones, incendios, erupciones volcánicas, terremotos, hundimientos de sótanos, de minas. Durante algunos años, su tránsito por Escorpio hará que los meses de Enero, Mayo, Agosto y Noviembre estén llenos de convulsiones y de catástrofes naturales, ya que son los meses en que Plutón recibirá malos aspectos del Sol.
Cuando Plutón se encuentra en signos de Fuego –Aries, Leo y Sagitario- actuará como regenerador de las funciones morales.
Cuando se encuentra en signos de Agua –Cáncer, Escorpio y Piscis- actúa como regenerador de los sentimientos, induciendo al mundo sin ley de las emociones a actuar al unísono con la ley universal.
Cuando Plutón se encuentra en signos de Aire –Géminis, Libra y Acuario- regenera la razón, llevando a los individuos al descubrimiento de ideas trascendentes.
Cuando se encuentra en signos de Tierra –Tauro, Virgo y Capricornio- regenera la materia, separando las partículas puras de las impuras.
Por ser un planeta de otro universo, como Neptuno, Plutón nos acerca a la unidad cósmica. A través de él percibimos la estructura universal, dentro de la cual nuestro sistema solar no es más que un átomo. Percibimos que detrás del Dios de nuestro sistema, existe un Ser Supremo que constituye el órgano central que permite el funcionamiento de todas las galaxias. Esta percepción sublime del Universo da, ya de por si, un poder a quien la posee porque, siendo capaz de concebir la organización cósmica en toda su magnitud, más capaz será de concebir la organización de un Estado o de una empresa privada. Por ello, cuando Plutón se encuentra en el Ascendente o en el Medio Cielo de una persona, si aquel individuo es capaz de interiorizar las vibraciones del planeta, es señal de que nos encontramos ante un gran organizador, ante un individuo desmesurado, del que cabe esperar grandes cosas.
-Helio Zendael
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