A mucha gente mágica le sorprende cuando le digo que no creo especialmente en la astrología, en los fantasmas o en la curación con cristales. O, en realidad, en muchas de las cosas que muchos suponen que las brujas creen. Dado que existe tanto solapamiento entre nuestras diversas comunidades, movimientos y tradiciones, y como todas tendemos a ser más abiertas de mente y curiosas que la media, existe una especie de suposición innata de que ser bruja significa tener unas perspectivas particulares. Pero la verdad es que todas somos muy diferentes. Creemos cosas distintas sobre las deidades, sobre el más allá, sobre cómo funciona la magia, los otros mundos, la energía y los distintos sistemas y herramientas de que disponemos. El hecho de que seas una bruja no significa que tengas que creer lo mismo que las demás brujas.
Cuando era una bruja novata, percibía mi naturaleza escéptica como algo negativo, como un impedimento para crecer como practicante, o incluso como una prueba de que no pertenecía realmente a ese mundo. Todos los que conocí en los espacios mágicos parecían tener mucha facilidad para tomarse en serio todo lo que se pregonaba como un hecho en los libros de magia, y todos hablaban con mucha seguridad, ya fuera sobre la curación de la energía, la Atlántida, el lanzamiento de hechizos o el trabajo con las sombras. Mientras tanto, yo sentía que necesitaba pruebas, o al menos el tiempo y la experiencia para formarme mi propia opinión.
Aunque todavía parece un secreto, con los años he descubierto que muchas brujas son escépticas. Es más, el escepticismo es en realidad una ventaja para crecer como bruja y no impedimento. Cuando adoptas de forma consciente una mentalidad escéptica, también perfeccionas tu sentido del discernimiento, lo que, a su vez, genera confianza en tu propia autoridad personal. También te permite sentir y hablar con más convicción sobre las cosas en las que si crees.
Es importante entender que ser una persona escéptica no significa que seas negativa o despectiva. No implica que asumas de forma automática que algo es falso, absurdo o malo. Así es como se utiliza a veces el término en el discurso popular, pero en la práctica es mucho más parecido a ser un explorador o un científico. En lugar de limitarse a aceptar lo que dice otra persona sin cuestionarlo, el escéptico lo averigua por sí mismo. Dependiendo de lo que estés investigando, eso podría significar realizar experimentos y seguir los resultados a lo largo del tiempo, o investigar los relatos de primera mano de otras personas cuyo trabajo te parece sospechoso. A diferencia de un detractor o un incrédulo, el escéptico está necesariamente abierto a ser convencido. Sólo precisa pruebas y no tiene miedo a hacer preguntas.
Empirismo
El empirismo es la perspectiva de que el conocimiento se basa en la experiencia sensorial directa y es la base del método científico. En otras palabras, no basta con hipotetizar o intuir información; hay que observar y comprobar. La brujería no es una ciencia, pero, no obstante, puede ser útil adoptar un enfoque empírico. Al fin y al cabo, eso es lo que hacemos cada vez que probamos una nueva técnica mágica. Rara vez basta con probar un hechizo o ritual sacado de un libro o una página web tal cual y asegurar un resultado perfecto. La mayoría de las veces habrá que hacer retoques, modificando pequeñas cosas para adaptarlas a las circunstancias individuales, y también puede ser necesario más de un intento para conseguirlo. De la misma manera que puedes hacer cambios en una receta, sustituyendo los ingredientes o sus proporciones hasta que encuentres algo que sea perfecto para ti, la magia tiene que adaptarse tanto al usuario como a su entorno. Los sistemas mágicos, las filosofías y las visiones religiosas del mundo están sujetos a este tipo de consideración reflexiva y experimental. Los buenos fomentarán las preguntas y resistirán el escrutinio.
He aquí un ejemplo de lo que quiero decir: imagina que te dijera que los hechizos para el dinero y la prosperidad son más eficaces cuando se realizan los jueves. De hecho, muchas brujas te dirán eso (no me lo estoy inventando). Puedes leer ese dato en casi cualquier libro de hechizos que encuentres hoy en día en las estanterías. La teoría generalmente aceptada es que, dado que los jueves están regidos por Júpiter, que en astrología se asocia con la suerte, la expansión y la riqueza, son los días más propicios para la magia relacionada con el dinero. ¿Aceptarías esa creencia común como verdad sin experimentar o investigar un poco? Tal vez. Sobre todo si ya estuvieras familiarizada con las astrología occidental. Si hubieras crecido leyendo los horóscopos de los periódicos, ya supieras algo sobre tu propia carta astral y fueras propensa a tener en cuenta los signos de los demás cuando conoces a alguien, entonces probablemente no supondría un gran salto utilizar la astrología en tus hechizos. Pero ¿y si no hicieras ninguna de estas cosas? ¿Y si creciste utilizando un sistema completamente diferente (¡no es que sólo haya uno!) o si no estabas familiarizada con ningún tipo de visión del mundo o tradición astrológica? En ese caso, adoptar una posición escéptica te permitiría investigar esa afirmación por ti misma. Podrías sumergirte en la astrología, discutir su uso en la magia con otros practicantes y recoger testimonios de otras muchas personas.
Una estrategia más satisfactoria y potencialmente convincente sería realizar tus propios experimentos mágicos. Tal vez con el tiempo podrías realizar varios hechizos para obtener dinero: algunos el jueves, otros en otros días. Podrías investigar las horas planetarias para potenciar tu trabajo, lanzando tu hechizo no sólo el jueves, sino un jueves durante la hora de Júpiter. En cada ocasión, recoge los detalles de tu trabajo y los resultados en un cuaderno. ¿Ha funcionado el hechizo? ¿Cómo de bien? ¿Cuánto tiempo ha durado? Al final, tendrás bastantes datos y podrás sacar algunas conclusiones sobre la eficacia de los jueves (por si tienes curiosidad, aunque sigo siendo escéptica con respecto a muchas cosas relacionadas con la astrología, he descubierto que la sincronización astrológica hace que mis hechizos sean más eficaces).
Autonomía
Una de las cosas más poderosas de ser bruja es nuestra autonomía. No hay ninguna autoridad espiritual sentada en lo alto que nos diga a ninguna de nosotras cómo pensar, qué creer o cómo practicar. Incluso en las tradiciones establecidas, las brujas individuales siguen siendo responsables de su propio desarrollo y deben hacerse cargo de sus propias acciones. Ninguna de nosotras es una seguidora , y eso es válido dentro de nuestras propias comunidades, ¡no sólo en los espacios mundanos!
Que parezca que la mayoría de las brujas creen en las mismas cosas, no significa que tú tengas que hacerlo. Es normal tener dudas y es saludable hacer preguntas. Si te sientes escéptica respecto a una afirmación que hace alguien, es perfectamente razonable indagar más. Incluso si todos los demás de la sala guardan silencio, es muy probable que no seas la única que tiene dudas.
Cuando sea posible, ¡investiga por ti misma! Lleva un registro detallado de tus experimentos mágicos. Con el tiempo, podrás sacar conclusiones más definitivas sobre lo que te funciona y lo que no. Mantén la mente abierta y permítete tener nuevas experiencias con otras brujas, y dale una oportunidad a los nuevos conceptos y técnicas antes de descartarlos por completo. Adoptar un enfoque empírico te permitirá profundizar y ampliar tu práctica con confianza y convicción. No tendrás que basarte en rumores, en la gnosis personal de otra persona o en cosas que lees en libros que no parecen del todo convincentes. El escepticismo no es sólo una perspectiva, también es una herramienta. Cuando lo cultivamos de forma activa, desarrollamos nuestra propia autonomía y reforzamos nuestro trabajo como brujas.
-Thorn Mooney
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