Esto es así de antiguo, cuando empezó a adorarse al Sol y a la luna como máximas divinidades. Se entendía al Sol como representación de Dios y de la conciencia y la Luna como madre sueño, regazo de la inconsciencia...
Sin embargo, los extremos siempre se tocan y a veces la máxima claridad la encontramos en los sueños, de los que vienen las soluciones.
Por esto se preguntaba Leonardo Da Vinci: "¿Por qué ve el ojo en sueños más claro que la mente despierta?".
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