El cerebro no descansa jamás.
Y la mente se halla en permanente e ininterrumpido proceso de ordenamiento y creación.
Sólo descansa el cuerpo, más aún, el sueño implica el estado de mayor actividad mental, aunque la mente parezca ajena a lo que ocurre en el entorno. Y es mientras se sueña cuando, como dijo una gran chamana mexicana, Xela de Xochimilco, "se digiere la vida y pasan sus "jugos" a donde convienen y son necesarios".
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