El otoño es la estación para dejar ir.
Los recuerdos del verano aún perduran mientras caen las últimas hojas, dejando sólo árboles desnudos que parecen arañar desesperadamente un cielo vacío.
Atrás queda el canto de los pájaros y el zumbido de las abejas.
La energía salvaje que nos mantenía animados ha desaparecido dejándonos un vacío que el calor del fuego y el té no parecen poder llenar.
Ésto, por supuesto, es análogo a la vida, ya que desprenderse del pasado puede ser difícil. Pero, de hecho, es uno de los actos más valientes que podemos hacer por nosotros mismos.
Bajo la suave luz de la luna llena de noviembre, anota en trozos de papel esas cosas oscuras de tu pasado que no puedes cambiar y quémalos en una pequeña hoguera.
Éste es tu recordatorio de que, aunque no podamos cambiar el pasado, podemos dictar un futuro mejor.
-Monica Crosson
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