El
Niño Santo es un arquetipo espiritual que toma muchas formas. Ya sea
Jesús, Horus, Ganesha o Sol Invictus, el Niño Santo suele estar
alineado con el regreso del Sol.
El
solsticio de invierno honra el renacimiento del sol sagrado (o el
hijo santo) y sus arquetipos asociados.
De
muchas maneras, este Niño de Promesa está alineado con la fuerza de
la evolución, demostrando la naturaleza cíclica de la realidad y el
avance continuo del mundo hacia la conciencia superior con cada giro
de la rueda.
En
la noche de mitad del invierno, invita a la energía del “coronado
y conquistador” Sol para bendecir al mundo con su abundancia,
iluminación y cualidades vivificantes.
Con
un grupo de participantes del ritual, haz que todos creen su propia
lista de cualidades deseadas para la humanidad. Éstas deberían
consistir en frases cuyas energías puedan ayudar a crear y sostener
la paz mundial, como la empatía, el respeto, la humildad, la salud y
la alegría.
Usa
estos hechizos escritos como parte de la leña para tu tronco de
Yule, y dedica las intenciones al regreso del Niño Santo.
Mientras
se queman los papeles y el leño, baila y canta los cantos paganos y
melodías navideñas alineadas con la paz en la tierra.
-Raven
Digitali
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