El tercer y último festival de la cosecha, también conocido como “El Año Nuevo de las Brujas”, celebra tanto el final del año como el comienzo del nuevo. En el día de hoy, el velo entre los mundos es más fino que nunca, por lo que utilizamos este momento para hablar con los que han venido antes que nosotros: nuestros antepasados, nuestros queridos difuntos, todos los que ya no están con nosotros.
Algunos lo celebran con una Cena Muda, una comida tradicional en completo silencio, con platos para aquellos que hemos perdido. Otros colocan un altar especial con velas en honor a los muertos, a menudo decorado con fotografías o recuerdos para representar a cada individuo. Algunos utilizan esta noche para la adivinación, que se fortalece, ya que el velo es fino.
Ésta es una festividad agridulce cuando decimos adiós a los que hemos perdido el año pasado, además de lamentarnos por los objetivos que no logramos. Pero también es una celebración del año que viene, lleno de esperanza y expectación. Hacemos borrón y cuenta nueva bailando alrededor de una fogata en la celebración de la diosa en su imagen Crone (anciana), llena de sabiduría y lista para sostenernos a medida que avanzamos en la oscuridad del invierno. Ella nos enseña que no debemos temer la oscuridad, es sólo un lugar tranquilo donde podemos descansar hasta que estemos listos para comenzar de nuevo.
-Deborah Blake
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