Una
vez hubo un hombre que fue a recoger leña el día de sabbat,
a pesar de que no la necesitaba.
Mientras
estaba en el bosque, incluso los animales huían de él, ya que
sabían que no debía estar trabajando.
Se
encontró con un desconocido que le preguntó por qué se negaba a
guardar el sabbat, a lo que
él respondió que todos los días eran iguales para e´l. El
desconocido, que era un ángel disfrazado, envió al hombre a la
Luna, donde todos los días son lunes sin día de descanso.
Mira
atentamente a la Luna, ¡todavía lo puedes ver llevando su hatillo!
El
descanso es importante en cualquier camino espiritual. Refresca y
restablece el equilibrio dándole a uno la capacidad de continuar los
esfuerzos mágicos y mundanos con mayor efecto. Es una necesidad más
que un lujo, particularmente en ésta época del año cuando el calor
del verano y el trabajo de las inminentes cosechas se cobran su
peaje.
Coloca
una silla o una manta debajo de la Luna Llena de agosto. Respira
profundamente y relájate bajo su brillo reparador con una sencilla
meditación:
Luna
apacible, restaura, refresca,
que
pueda ser la mejor versión de mí.
-Natalie
Zaman
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