En
los viejos tiempos, un famoso jefe guerrero nació con la marca de la
luna llena en su pecho.
Aunque
tenía dos esposas, no tenía hijos a quien poder dejar su herencia.
Finalmente,
la esposa más joven le dio un hijo, pero la esposa mayor conspiró
para matar al niño. Sus planes se vieron frustrados por una de las
criaturas más pequeñas; un ratón ayudó a esconder al bebé y lo
llevó de vuelta a su familia.
El
padre del niño de la Luna llevaba la marca de la divinidad femenina
en su corazón, por lo que ambos aspectos de la divinidad existen uno
dentro del otro.
Considera
el próximo verano como un buen momento para reconocer la divinidad
masculina en la esfera de la divinidad femenina (estamos de lleno en
la temporada de la Diosa, y la divinidad masculina, representada por
el Sol, está en su apogeo en Litha). Este mes también ingresamos en
el signo de Cáncer, el niño de la Luna. Bajo los auspicios de la
luna llena de junio, honra a las figuras paternas de tu vida con
sensibilidad y orgullo:
Niño
bajo la Luna, de madre y padre.
Soy
tu hijo, soy tu hija.
-Natalie
zaman
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