El
equinoccio de primavera, época de perfecto equilibrio entre luz y
oscuridad con un centro de gravedad inclinado hacia la luz, es el
momento en que sabemos con certeza que nos hemos quitado de encima el
yugo del invierno. Nos trae huevos y plantas, polluelos y gazapos,
sustento para el presente y abundancia para el futuro. La naturaleza
brota con una nueva vida, pero esta época, sobre todo para los
pueblos de la antigüedad, exige tomas de decisiones que aseguren que
la vida va a continuar. El yugo del invierno es sustituido por el
yugo del arado. El trabajo de la estación (remover la tierra y
plantar las semillas) es impulsado por la visión de lo que dará sus
frutos con atención, perseverancia y un poco de delicadeza.
A
medida que nuestros pies entran con paso firme en días más largos y
brillantes, existe un complejo mensaje de trasfondo en esta época de
haber aprovechado los profundos recursos de fuerza interior que nos
han acompañado a lo largo de los días oscuros. Cuando removemos la
tierra, vemos la riqueza que hay debajo. Pregúntate qué fortaleza
olvidas que posees en ocasiones. ¿Cómo puede apoyarte esa fortaleza
en tus sueños de futuro? ¿Qué semillas estás plantando
actualmente? Lo importante no es haber luchado desde el principio,
sino nuestra genialidad para haber sobrevivido.
-Tiffany
Lazic
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