Noviembre
era conocido por los anglosajones como Blōdmōnaþ, o el “mes de
la sangre”. San Beda nos dice que recibía este nombre “porque
sacrificaban ante sus dioses a los animales que estaban a punto de
matar”. Algunos animales eran descuartizados, a medida que se
precisaban durante el año, pero cuando los días comenzaron a ser
más cortos y fríos, surgió un nuevo problema. El forraje reservado
para el invierno solamente sustentaba a un pequeño porcentaje de los
animales. Este forraje estaba reservado para el mejor ganado de cría.
El resto de animales se mataba a lo largo del mes de la sangre y la
carne se conservaba lo mejor que se podía.
Muy
pocos de nosotros sacrificamos personalmente a los animales por su
carne hoy en día, pero puedes hacer tu propio “animal” con un
pastel de carne en forma de vaca, oveja o cerdo (los vegetarianos
pueden usar masa de pan o de galletas). A medida que consumas tu
animal después de hornearlo, contempla tu propia mortalidad y
considera lo que esperas lograr en tu vida. Sé realista, pero no
tengas miedo de soñar. Visualiza la red de tu vida y cómo te
conectas con todo lo que toca.
Éste
es también un momento para homenajear a los animales que estarán
contigo durante el invierno. Pasa tiempo con tus mascotas y aprecia
su compañía.
-Alaric
Albertsson
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