domingo, 24 de agosto de 2014

EL SAPO: ALGO MÁS QUE VERRUGAS

El sapo fue un compañero habitual de las brujas en muchos países europeos de la época medieval, aunque fue antes de que Zoroastro declarase que eran seres diabólicos a los que había que destruir. Algunas culturas creían erróneamente que los sapos eran venenosos, y utilizaban su cuerpo para brebajes y hechizos mágicos.

     Todo esto parece fundamentarse en cuestiones superficiales, como el hecho de que tienen la piel rugosa y habitan zonas embarradas. Del mismo modo que los sapos no provocan ni curan las verrugas, buena parte del saber sobre ellos se basa en exageraciones o en atribuciones que no se corresponden con la realidad.
     Los sapos son especiales debido al lugar que ocupan en el ecosistema. Impiden que las poblaciones de insectos crezcan sin control y son un valioso alimento para otros animales. Y, como todos los anfibios, son muy sensibles a los cambios en su ecosistema: muchas especies se han reducido drásticamente en los últimos veinte años. Por todo eso, representan figuras importantes de la destrucción ecológica .
     Los sapos nos anclan a la realidad física. Aunque trabajar con los espíritus y la magia puede ser importante, todo debe estar arraigado al día a día para que tenga sentido. Si hacemos caso omiso de los peligros que afrontan los sapos y los demonizamos con ideas falsas, podríamos perderlos, y eso sería inaceptable.
-Lupa

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