La Luna Fría ilumina nuestro camino hacia lo desconocido. En muchos aspectos, las noches de enero son frías –casi frágiles- y la nieve suaviza el paisaje estéril. Esta noche, la Luna Fría hace de faro y nos sentimos atraídos por ella a fin de que nos guíe en nuestro trayecto hacia el Año Nuevo.
Si puedes verla, obsérvala fijamente como si fuese la primera vez que la ves. Observa la luz de la Luna mientras reluce sobre la nieve y convierte la escarcha de los cristales en purpurina. Deja que la luz de la Luna se convierta en tu camino hacia el futuro. Enciende una vela blanca o plateada para venerarla, y colócala junto a una ventana. Como ofrenda, desmenuza salvia blanca cerca de la puerta para purificar el umbral de tu casa. Abre la puerta principal para darle la bienvenida a la Luna. Sal e imagina que caminas por un nuevo sendero, pero sin temor a nada. Háblale:
Mientras pronuncio estas palabras esta noche de invierno.
guíame, Luna fría, con tu claridad.
Haz que mi camino siga despejado
mientras recorro otro año.
-James Kambos
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