Los cristales de ágata forman comúnmente a cuerpos con vetas o capas y una estructura microfibrosa. Pueden ser de color blanco, marrón, rojo, amarillo y verde; muchas veces una sola piedra contiene múltiples colores a rayas o manchas. Como son suaves y fáciles de tallar, las ágatas pueden utilizarse para amuletos, sellos, joyas y recipientes. De forma mágica, el ágata mejora la memoria, la vitalidad y el sentido del oído.
Otorga coraje y confianza en uno mismo, ayudando así a superar los comportamientos adictivos. Las distintas ágatas tienen sus propias cualidades: el ágata rayada equilibra las energías del cuerpo y calma el estrés, el ágata musgosa es el talismán de los jardineros, el ágata roja protege de las picaduras de arañas e insectos y el ágata amarilla estimula la creatividad y la inspiración.
Los antiguos creían que los collares de ojos protegían del mal y atraían la buena suerte. Incluso hoy en día es posible encontrar collares de ojos de ágata. Estos talismanes protectores hacen “invisible” al que los lleva ante los peligros o las energías maliciosas, especialmente el “mal de ojo”. Confiérele poder con este cántico:
Parpadea el ojo, mira:
al peligro, no hay nada.
Guiña el ojo, contempla:
Libérame de las preocupaciones.
-Elizabeth Barrette
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