Las gaviotas están tan omnipresentes a lo largo de tantas costas que es difícil pensar en ellas como en algo más que plagas que tratan de robar alimentos. La mayoría de las personas no diría que la gaviota es un animal precisamente espiritual y, sin embargo, incluso de los rasgos más irritantes de esta ave podemos aprender muchas cosas.
Consideremos su astucia. Una gaviota audaz nos robará comida directamente de nuestra mano; este descaro ha hecho que, en algunas culturas de los nativos americanos, tenga fama de ser una tramposa que rivaliza con el cuervo. A veces la gaviota invita a todos sus familiares a atacar al cuervo; es una táctica que funciona. Pero la audacia puede ser también coraje. En una leyenda de los innu de Canadá, una gaviota salvó a dos cachorros de oso después de asesinar a un monstruo que había matado a su madre, y los crió como si fueran sus propios cachorros. Al católico San Kenneth lo encontraron unas gaviotas cuando era un bebé, y éstas fueron tan persistentes con su protección y cuidado que alejaron a un pastor y a su mujer que trataron de “salvarlo” (al parecer vivió el resto de su vida rodeado de aves marinas).
Las frágiles “gaviotas” del interior de una “galleta de mar” seca representan la delicadeza que puede atenuar la naturaleza audaz de la gaviota. Unas pocas galletas de mar sobre un altar o en una bolsa nos recordarán ese necesario equilibrio.
-Lupa